Vigo, capital de las Rías Baixas

Vigo es la ciudad más populosa de Galicia situada en la parte occidental de la provincia de Pontevedra, y es la ciudad que da nombre a la más meridional de las Rías Baixas gallegas. El sector pesquero, la industria, especialmente la automovilística con el Grupo PSA Peugeot-Citroën a la cabeza, y los servicios son sus principales actividades económicas.
Podemos empezar dándonos un paseo por dos de sus pulmones: el Parque de O Castro o el Parque de Castrelos. El primero es el más céntrico y ocupa una colina desde la que disponemos de estupendas vistas de la ciudad y el segundo es el más grande de la misma.
La zona centro de la ciudad con paseo por la calle Príncipe y la calle Urzáiz nos ofrece un montón de tiendas y ambiente comercial y podemos aprovechar para visitar el Museo de Arte Contemporáneo.
No podemos marchar de la “ciudad olívica” sin visitar su zona vieja, en la que sitúa la zona de pinchos y tapas, con especial atención al mercado de A Pedra, donde podemos degustar las ostras, marisco muy preciado en esta ría, u otros manjares venidos directamente del puerto.
Aunque está a las afueras del núcleo urbano, la Playa de Samil y su paseo es uno de los lugares de referencia de la ciudad. Es la playa más grande y más famosa de Vigo, que atrae a multitud de turistas en verano para disfrutar de las amplias zonas de paseo, zonas ajardinadas, deportivas, piscinas y otros servicios, y en la que nos podemos dar un baño con las Islas Cíes de fondo. Dentro de la importante oferta cultural que nos ofrece esta ciudad podemos recomendar el Verbum Casa das Palabras, que se sitúa en la zona de Samil, un museo interactivo centrado en aspectos de la comunicación humana.
Pero, sin duda, si una actividad es imprescindible en Vigo es la visita en barco a las paradisíacas Islas Cíes, un pequeño archipiélago que forma parte del Parque nacional de las Islas Atlánticas, dotada de campings y de preciosas playas, como la de Rodas o Monteagudo, considerada por el diario inglés The Guardian la más bonita del mundo.

Orense: qué ver en Orense

La ciudad de Orense, la única interior de las cuatro provincias gallegas es sin duda un lugar lleno de encanto y tradición. Un destino inmejorable para unas pequeñas vaciones o una escapada de fin de semana. Orense es la ciudad con más población del interior de Galicia, atravesada por el río Miño, es uno de los más bellos parajes de Galicia. Orense es una ciudad espectacular que cuenta con la más variada oferta hostelera.

El centro histórico está lleno de un sinfín de bares donde degustar los maravillosos vinos de esta tierra, acompañándolos de una buenas raciones de empanada o pulpo a la gallega, o de unos exquisitos pimientos de Padrón cuando es la temporada. En Orense podrás encontrar una gran selección de restaurantes donde disfrutar de la famosísima gastronomía gallega. Galicia es conocida internacionalmente por la calidad de sus mariscos y pescados. 

La ternera gallega, con denominación de origen, los productos del cerdo autóctono de Galicia ( o porco landrán), o la variada oferta de platos de temporada de caza, son tan sólo alguna de las posibilidades que Orense te ofrece. Entre los vinos de más prestigio de esta tierra está el vino Albariño, no dejes de programar una excursión a cualquiera de las bodegas cercanas a la ciudad y descubrir el cultivo de la vid en esta zona, el proceso de elaboración del vino y, por supuesto lo mejor, degustar sus variedades. 

También hay que destacar por su calidad y fama internacional las variedades de Mencía y el Ribeiro. Además de gastronomía, Orense también te ofrece historia y cultura. Recomendamos las visitas al Museo Arqueolóxico de Ourense, al Palacio de los Oca-Valladares, hacer un recorrido por los maravillosos puentes construídos sobre el rio Miño a lo largo de los siglos, como A Ponte Vella, puente romano de Orense o los más modernos como A Ponte do Milenio, diseñando por el arquitecto Álvaro Varela y el ingeniero Juan Calvo.

Los parques eólicos de Galicia

Galicia tiene cerca de cien parques eólicos. Es uno de los recursos energéticos más importantes de esta tierra. Sin embargo tienen un atractivo no sólo científico sino artístico también. En contra de la opinión común que piensa que, a pesar de ser útiles, estas son estructuras muy invasivas, yo creo que encajan perfectamente en el lugar. 

No molestan a la vista y crean un matrimonio entre natural y artificial que pocas veces resulta tan armonioso. Este parque en particular se encuentra cerca de Camariñas, una localidad a unos ochenta kilómetros de Santiago de Compostela, conocida también por tener un faro precioso, incrustado en la roca a pico sobre el mar. Para llegar a Camariña desde Santiago de Compostela tenemos que dirigirnos a Berdoias, por Negreira, y desde allí tomar por A Ponte do Porto hasta Camariñas. El espectáculo merece la pena y si el día es bueno, como lo fue cuando estuve yo, se pueden apreciar unos contrastes de colores que sólo he visto en Irlanda y aquí, en Galicia.

un buen Buey de Mar

Esta simpática creatura es el buey de mar. Típico de las aguas gallegas, es uno de los productos más ricos y gustosos de esta tierra (y tiene muchos). Este mar ofrece una gran variedad de mariscos, entre ellos el buey de mar, un cangrejo con una carne blanca y sabrosa y una textura única que lo convierte en una delicia gastronómica.

Este producto se utiliza muy a menudo como condimento: se puede añadir a un cóctel de gambas en salsa rosa o en cualquier tipo de ensalada con o sin otro marisco. En algunos restaurantes de la costa, lo he probado con aguacate: el contraste es delicioso. Hay colegas que lo toman sencillamente con mayonesa. Sin embargo me parece una barbaridad hacer esto y quitarle el sabor original ya que este que es uno de los platos frescos y ligeros que casi no necesitan variación ni contaminación.

Está muy rico si se acompaña con otro sabor tradicional: el albariño. Este es un vino blanco que justamente emplean aquí en Galicia para acompañar platos de mariscos. Tiene muchas variedades, la mayoría de alta calidad. Son vinos ligeros y afrutados, sin embargo tiene el mismo efecto de las demás bebidas alcohólicas a la hora de la verdad tras unas cuantas botellas. Si estáis de visita en Galicia, entre las muchas cosas que tenéis que probar, a nivel de comida, están estas dos: el buey de mar y el albariño. Ideales para una cenita romántica. Y lo hacen bien en cualquier restaurante de la zona, aunque aconsejo, si tenéis la posibilidad de desplazaros, de ir a la costa.

Santiago de Compostela: un camino de arte y belleza

No es necesario ser creyente para entender el fuerte valor espiritual de Santiago. Desde la Edad Media los peregrinos de todo el mundo se embarcan en este viaje, físico y ascético, cuyo objetivo es la ciudad de Santiago de Compostela, donde, según la leyenda, descansan los restos del Apóstol Santiago. Para los peregrinos que hagan el camino francés, los franceses hacen una parada en el Tour St. Jacques en París y desde allí, en los Pirineos, a través del paso de Roncesvalles o Somport, para llegar a territorio español.
Encontrar buenos hoteles en Santiago de Compostela, la capital de Galicia,  situada a más de 250 metros sobre el nivel del mar no tiene mayor dificultad. La ciudad tuvo su desarrollo comercial y turístico a partir del siglo IX, cuando se convirtió en obispado después de un incremento de la vida religiosa de la región en el monasterio construido en torno a la tumba del Apóstol Santiago.
El casco antiguo de Santiago de Compostela está considerado según la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, y aún conserva su aspecto medieval. A la llegada a destino los peregrinos hacen su entrada en la Catedral de Santiago,  símbolo de la ciudad y de la fe católica. La iglesia, de estilo románico, gótico y barroco, está en perfecta armonía con el resto de la plaza y los edificios de enfrente. Entre las obras de mérito, está el llamado pórtico de la  Gloria. Se trata de un pórtico con tres arcos decorados en la parte central, un tímpano esculpido finamente,  y del que parte una columna en la cual se representa a Santiago. Una obra única en el mundo de la que se puede ver en una reproducción en el Museo Victoria y Alberto de Londres.
Frente al paseo de la catedral en la Praza do Obradoiro se encuentran el Colegio Fonseca, el Colegio de San Jerónimo, el Pazo Raxoi y el Antiguo Hospital Real.
Santiago de Compostela, a lo largo de los siglos, ha adquirido la reputación de una ciudad universitaria. La Universidad de Santiago es la más prestigioso de la comunidad autónoma, lo que ha significado que en 2000 la ciudad fue galardonada con el título de Capital Europea de la Cultura.
Para los que no se atrevan a hacer un viaje tan agotador, pero sin duda único en el mundo, Santiago de Compostela tiene  un aeropuerto en donde aterrizan todo tipo de compañías aéreas, incluso las llamadas low cost. Un pequeño atajo para vivir, aunque sólo sea por unos días, el ambiente único de la ciudad que no tiene igual en el mundo.

La Pesquería del Tambre

Tengo un vínculo emocional con este lugar: se encuentra a orillas del río Tambre, en la desembocadura en la ría de Muros y Noia, y a parte ser uno de los paraderos más bellos que he visto, es el sitio donde he celebrado mi boda. La Pesquería del Tambre era una una antiquísima pesquería cisterciense que a principios del siglo XX fue convertida en central hidroelécrica, basándose en el diseño del famoso arquitecto gallego Antonio Palacios. Ahora es un Hotel de Naturaleza con un encanto particular: de hecho, lo elegí personalmente como escenario de mi banquete de boda. Se divide en varios edificios: la Residencia, el edificio central, tiene una cafetería-bar y una terracita para los días de sol; nosotros reservamos la Casa del Jefe, de dos plantas, que tiene una pequeña piscina que se alquila con las habitaciones y la Casa dos Frailes, situada más allá, en el merendero “La Carballeira”. En frente del merendero hay un pequeño puente colgante de hierro: desde allí parten los senderos para las excursiones y el coto de pesca. Es un rincón mágico con un atractivo inmenso. Para más información, haz click aquí. 

Él que gestiona el Hotel es Ricardo, una persona agradable y muy simpática... y si os quedáis a desayunar, no olvidéis de pedir tostadas: son las mejores que he probado. 

Portosín y sus calamares

Siempre me han gustado los pueblos de costa, sobre todo porque los restaurantes allí son excelentes: el pescado y el marisco están de muerte, frescos y sabrosos. cerca del Castro de Baroña se encuentra la localidad de Portosín, en dirección Noia, antes de llegar a Porto do Son, municipio del cual forma parte. Portosín es un pequeño pueblo de pescadores que se ha convertido en un agradable lugar de veraneo para los gallegos. Sin embargo, es bonito de ver durante el invierno también. Tiene un pequeño puerto pesquero y un Club Nautico, muy importante a nivel turístico. Cerca del puerto y de la lonja, justo en la plazoleta donde acaba el muelle están unos bares restaurantes, todos muy buenos. Mi favorito es O Pescador, allí hacen el bocadillo de calamares más rico que he comido en mi vida: los calamares se deshacen en la boca como mantequilla y el sabor es único. Ni en los mejores restaurantes he comido así de bien. Y si se acompaña con una buena cerveza fría, mejor. En cualquier estación.

Dónde encontrar el Paraíso en Santiago de Compostela

Santiago está lleno de café y bares con encanto... pero este es, sin duda, mágico. El Paraíso Perdido es un café-bar de copas abierto todos los días de 7-8 de la tarde hasta las muchas de la noche. En su carta ofrece varios tipos de café, entre los cuales el café bombón (uno de mis favoritos), y el chocolate caliente que es realmente, uno de los mejores de la ciudad: espesito y con cuerpo. Hay una buena elección de alcoholes, sobre todo de ginebras: a parte de las clásicas de toda la vida y de las comerciales como Hendrick's y Bombay Sapphire están la Tanqueray, que tiene un leve sabor a cítrico muy bueno, la Citadelle también especiada y mi favorita: la 1895, una ginebra española deliciosa siempre con un retrogusto cítrico y especiado aunque no muy marcado.  Allí hacen también mojitos y caipiriñas: lo digo más bien por informar ya que yo no bebo ron. El bar es entero en piedra y madera: se encuentra en San Paio de Antealtares una pequeña plazoleta que está entre la Casas das Crechas y el Metate, otros dos bares interesantes.  Siempre que lo aconsejo a mis amigos y a la gente que viene de visita, todos me dicen que fue complicado encontrarlo. A mi nunca me ha parecido complicado: a lo mejor porque me lo encontré y no lo estaba realmente buscando. Y lo cierto es que me enamoré de esta cueva urbana y de la gente que la habita. El ambiente es bueno y el trato es exquisito: los camareros y los dueños son simpáticos y alegres.  En el complejo, consta de tres salas, excavadas en la piedra viva y una antesala principal donde está la barra. Es un refugio precioso y merece la pena buscarlo, perderse y encontrarlo muchas veces.

La torre de Altamira, la perla del consello de Brion

El complejo arqueológico de Altamira es uno de los fantásticos paraderos en Brion, a 15 minutos de Santiago. Se trata de las ruinas de un antiguo castillo medieval, del IX siglo asentado muy probablemente sobre un castro de época más antigua. El castillo tiene seis torres rectangulares y una muralla que rodea lo que tuvo que ser un palacio muy suntuoso. El lugar es privilegiado, la vista del paisaje es esplendida ya que el castillo domina todo el valle desde arriba. Siempre que voy pienso en montar una comida estilo medieval con mis colegas, beber vino en copas de hierro y comer jabalí asado… el lugar es inspirador. En una de las pendientes hay un bosque de robles precioso, en particular en otoño, cuando las hojas cubren la tierra con su manto anaranjado y rojizo.

El Castro de Baroña: natura y arqueología

El Castro de Baroña es, sin duda, uno de los lugares mágicos de Galicia. Está bastante cerca de Santiago, en el municipio de Porto do Son. Mi pareja pasó su infancia allí y al mudarnos a Galicia, fue uno de los primeros sitios donde me llevó. El castro se encuentra en una península: los historicos lo sitúanentre los siglos I a. C. a I d. C.
El poblado está dividido por dos murallas y se conservan 20 estructuras de planta circular y oval destinadas algunas a viviendas, otras a tiendas y otras a talleres: parece que el poblado fuera autosuficiente y que el único bien que buscaban en el exterior fuese el agua ya que allí no se encontraron ni pozos ni manantiales. Se puede subir hasta la cima: la vista es preciosa y da una sensación como de haber vuelto a un estado primitivo. Hay dos senderos principales para bajar al castro: ambos son espectaculares. Hay también quien se baña, tanto en la pequeña playa del castro, como en la playa más amplia que se encuentra al lado. La verdad: yo me bañé una vez aquí... el agua está congelada. Pero parece que los gallegos están acostumbrados. Yo prefiero, como siempre, tomarme la cervecita después de la subida, en el bar-restaurante que está justo en el aparcamiento del castro ... eso de tomar cerveza a cada hora es una costumbre muy española que he abrazado casi desde el principio de mi larga estancia en esta tierra. Y muy buena costumbre, por cierto. Y si estáis hambrientos, queda cerca Portosín, donde se comen un marisco delicioso

A Ponte Maceira, una curiosa aldea

Otro lugar donde vamos a menudo es Ponte Maceira, una pequeña aldea entre Ames y Negreira, justo a orilla del Tambre (este río es asombroso). Es un pueblo muy peculiar, todo en piedra y completamente inmerso en la naturaleza. A menos que no se sigua el Camino de Santiago hasta Finisterre, no se tiene la posibilidad concreta de tropezar casualmente con este paradero. El conjunto monumental consta de tres pequeños molinos, perfectamente conservados, un pazo (privado), un antiguo ponte romano con cinco arcos y una pequeña capilla. Nosotros solemos ir y parar en un bar-restaurante que tiene una terracita justo encima del río.
Según el INE (Instituto nacional de Estadística) en 2011 tenía 21 abitantes, 12 hombres y 9 mujeres. Estando muy cerca de Santiago se puede planear una escursión por allí. Llegar es sencillo y el lugar merece la pena.

La playa fluvial de Chaián

No hay nada más bello, durante el fin de semana, que ir a Chaián, en la orilla del río Tambre. Este río siempre me ha gustado, me relaja profundamente y Chaián en particular me parece un lugar de lo más hermosos. Es una playa fluvial formada por varias isletas conectadas entre si por medio de puentecitos de madera que cruzan el agua. Tiene merenderos y alguna que otra vez hemos montado una churrascada allí. El lugar es muy agradable y relajante. Sin embargo, cuando cala el sol, en particular en invierno, parece el set de una peli de terror: se alza la niebla y resulta imposible ver más allá de un palmo de mano.  Desde allí parten rutas de senderismo muy interesantes. Llegar es sencillo: Chaián se encuentra tras el Polígono del Tambre. Se va por una carretera llamada carretera de Trazo, y tras pasar Son de Abaixo, pasado un pequeño puentecito, ya se ve al área recreativa a la izquierda. Siempre que voy, no hay muchísima gente (exceptuando las veces en que el Concello organiza eventos) y la sensación de sumergirse completamente en la naturaleza es impresionante. Es una pequeña oasis a pocos kilómetros de la ciudad: una ventaja para ir de cerveza después del paseo.

Mi Santiago de Compostela

Santiago de Compostela es la capital de la región autónoma de Galicia. Esto es lo que sabía antes de conocerla. Prescindiendo del origen cristiano de la ciudad, siempre me ha llamado la atención su denominación: Compostela. Eso viene del latín campus stellae y significa «campo de las estrellas». Me fijé una noche que estaba con mis amigos en la Plaza del Obradoiro, al lado de la Catedral. Ya llevaba meses aquí. Hacía bastante frío, como suele ser aquí normalmente; pues, con la nariz congelada y los ojos medio cerrados por el viento, levanté mi mirada hacia el cielo y vi miles de estrellas. A pesar de las luces de la ciudad, a pesar de toda la polución luminosa. Increíble.  

De todas las ciudades donde he vivido aquí en España, esta es sin duda la más «lunar». Tiene algo propio que no he encontrado en otros lugares: será por la piedra gris que envuelve el casco histórico y le da un aspecto totalmente medieval, serán lo buenos bares y el buen vino, la comida deliciosa, serán los bosques que la rodean o la costa que baña el territorio, no sé. Sólo sé que esta tierra es mágica y bella y me encanta vivir aquí.

La primera vez llegué como muchos llegan a esta ciudad: haciendo el camino de Santiago. Después, lo hice otra vez… para comprobar. Y finalmente decidí que querría vivir aquí.

Y aquí estoy.

En la foto hay un altorelieve que me encanta, situado cerca de la Plaza Galicia.